Se fue Tomás Boy, El Jefe. Líder del medio campo de los Tigres y de la Selección Mexicana por mucho tiempo. Temple, caracter, técnica y, sobre todo, corazón. Lo que las nuevas generaciones veían en el banquillo cuando dirigía, eso mismo lo imprimía con sus pies sobre la cancha. Después de confirmarse su muerte, se le recuerda en su faceta como futbolista, marcando época en el futbol mexicano.
Nació el 28 de junio de 1951 en la Ciudad de México. Como profesional debutó en el Atlético Español, pero dos años más tarde fue contratado por el Atlético Potosino para convertirlo en uno de los futbolistas con mayor proyección a futuro. La entreza y personalidad, pese a su juventud, interesó a los Tigres de la UANL.
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Con los felinos jugó por 12 años, sus mejores momentos como profesional, pues se convirtió en máximo goleador del equipo con 102 anotaciones. Fue pieza angular para ganar la Copa México 1976 y la los títulos de Liga en las temporadas 1977-78 y 1981-82. En 1988 dejó a los Tigres para fichar con el San José Earthquakes de la extinta Western Soccer Alliance, equipo donde le pondría fin a su carrera profesional como futbolista para convertirse en uno de los técnicos más mediáticos del balompié nacional.
Con Selección Mexicana participó en el Mundial de México 86, donde el Tricolor cayó en cuartos de final contra Alemania en penales, en una de las actuaciones donde se alcanzó el tan afamado quinto partido.
Así jugaba El Jefe Tomás Boy, líder ofensivo del mexio campo, en el vestuario y aún en páneles de debate, donde su temperamento lo llevó a ser mal visto en ocasiones, pero el pundonor también lo transmitió en sus mejores años dentro del terreno de juego.