En uno de los episodios más oscuros en la historia del balompié mexicano y hasta internacional, este futbolista se convirtió en el primer y único jugador de la Selección Mexicana en ser suspendido de por vida por un caso de dopaje, lo que le impidió asistir a Alemania 2006, que hubiera sido su tercer Mundial.
Su caso conmocionó a México y el mundo en la Copa Confederaciones 2005, cuando la Selección Mexicana vivía una auténtica luna de miel bajo la batuta de Ricardo Antonio La Volpe tras derrotar a Japón y Brasil, aunque sin esperar que este futbolista fuera a ser suspendido de por vida por dopaje.
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Metió en problemas a Cruz Azul junto con Aarón Galindo
La nube negra del dopaje se apoderó de la atmósfera en Cruz Azul, pues este futbolista también de la Selección Mexicana fue separado del plantel hasta que la verdad salió a la luz al dar positivo a norandrosterona y tuvo no solo que retirarse de la concentración del Tri, sino también cumplir un año suspendido por dopaje, impidiéndole así a él y a Aarón Galindo asistir a Alemania 2006.
Ah, pero eso no fue todo pues cumplida la sanción y ver perdida su oportunidad de asistir al que hubiera sido su tercer Mundial, este futbolista retomó su actividad profesional con Cruz Azul, pero el defensor volvió a dar positivo de dopaje por estanozolol en enero de 2006 y el castigo entones fue inevitable, convirtiéndose en el primer y único jugador también de la Selección Mexicana en ser suspendido de por vida.
Estrella del Tri que echó a perder su carrera por doping
La noticia de su suspensión de por vida la supieron tanto Salvador Carmona como Cruz Azul previo a enfrentar a Pachuca en la ida de las semifinales del Clausura 2007, cuando la bomba le estalló pues la Federación Mexicana dictaminó que tanto La Máquina como su jugador infringieron el reglamento, dándole un juego de suspensión a los cementeros y ratificando el castigo de por vida para el futbolista.
Salvador Carmona demandó a la Federación Mexicana de Futbol y solicitó 5 millones de dólares como compensación por daños morales y patrimoniales, pero perdió en 2010 y no le quedó más remedio que desaparecer sin dejar rastro, siendo recordado solo como un futbolista de finas cualidades defensivas que tiró por la borda sus méritos para protagonizar el escándalo de dopaje más tétrico en la historia del balompié mexicano.