Por participar en varios secuestros, este futbolista que fue figura de Rayados del Monterrey en la Liga MX, jugó Copa Libertadores y hasta fue convocado a la Selección Mexicana fue sentenciado a 75 años en la cárcel de Cadereyta, donde finalmente conoció a Dios y decidió hacerse cristiano.
Nacido el 13 de marzo de 1976 en Monterrey, se trata de un exportero mexicano figura de la Liga MX que en 2010 fue inhabilitado dos años por dopaje? y desde 2012 purga una pena de 75 años de cárcel por secuestro, luego de empezar su carrera con Rayados, ser transferido al Celaya, volver a La Pandilla como figura, pasar al Necaxa y luego a Jaguares de Chiapas en el Apertura 2003, para terminar su carrera como suplente en el Atlante y convertirse en cristiano.
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Cayó en depresión y las drogas en la cárcel
En la cárcel desde en enero de 2012 por participar en varios secuestros, esta figura de la Liga MX y que ahora es cristiano confesó haber caído en una depresión que lo condujo al consumo sin medida de las drogas: “Me involucré en los vicios, me hice muy vicioso, muy muy muy vicioso. Fueron más o menos alrededor de tres años en los que participé mucho en el tema de la droga. Al final uno siempre busca un refugio del dolor que uno trae en su corazón y el refugio para mí en esos tres años fue la droga".
Y añadió: “Tuve varios conflictos con algunos internos, no mayores. Sí, sí me peleé varias veces, en varias ocasiones. Primero empecé con cocaína, después con mariguana, después con mariguana con cocaína en piedra, revuelta, mariguana y cristal, tachas, ácidos, pastillas. Prácticamente todo”, hasta que en marzo de 2017 sufrió una golpiza en la prisión de Cadereyta en medio de un motín.
Figura de la Liga MX conoció a Dios y se hizo cristiano
Tras salir del hospital, la vida de Omar El Gato Ortiz sufrió un giro radical, pues conoció a Dios y se hizo cristiano: “Después de que regreso del hospital, me meten en un área que es la iglesia católica. Estaban dos Biblias, agarro una y me pongo a leerla y al momento que la leí, empecé a llorar y sentí que algo entró en mi corazón. A partir de allí, de mi boca nomás salía la Palabra de Dios. De mi boca nada más salía lo que Dios me ponía y nunca yo había hablado de Dios”.
Con esa nueva creencia de vida y a sus 35 años, Omar El Gato Ortiz enfrentó de mejor forma la sentencia a 75 años en la cárcel: “Mi primera reacción (a la sentencia) fue: ‘Gracias a Dios’. Dijo (su abogado): ‘¿Vas a apelar?’ y dije: ‘Sí’ y ahí mismo nomás firmé, apelé y me retiré a dormir. En ese momento, Dios me había cimentado para esa sentencia que me habían dado”.