Todo comenzó el 2 de mayo del 2000, cuando en la ida de los octavos de final las Águilas del América vinieron de atrás para imponerse 2-1 al ante América de Cali en el Estadio Azteca, sin imaginar que en la vuelta en el Campín de Bogotá su máxima leyenda y de la Selección Mexicana sería víctima de amenazas de muerte por sus goles, algo que al mítico jugador nacido en Tepito no le importó y hasta salió ovacionado.
En el Coloso de Santa Úrsula, todo había quedado para la bronca entre ambos equipos, luego de que esta leyenda de las Águilas del América y de la Selección Mexicana llamara “coqueros y narcos” a sus rivales del América de Cali y hasta terminara bajo amenazas de muerte no por no haber medido sus palabras, sino por sus goles.
Te podría interesar
Así llegó América a la vuelta de los octavos de final de la Libertadores
Una semana más tarde, las Águilas del América viajaron a Bogotá para el partido de vuelta ante el América de Cali en medio de guerras intestinas entre gobierno y guerrillas y protegido por policías. La sugerencia era que su máxima leyenda y de la Selección Mexicana de plano no viajara con el equipo. Incluso su madre se lo pidió ante las amenazas de muerte, pero él no hizo caso.
El hijo pródigo de Tepito se vistió de torero a la hora de la verdad, anotando de cabeza para aumentar la ventaja ante el América de Cali, que recibió otro tanto en el primer tiempo, cuando la leyenda de las Águilas del América cobró un tiro libre de manera magistral para sentenciar la llave. El conjunto local tuvo una tímida reacción, pero las cartas ya estaban echadas pues la figura también de la Selección Mexicana concluyó su obra con un golazo que permitió que todo El Campín se rindiera en vítores ante su genialidad.
Figura del América jugó bajo amenaza
Tras el partido de ida, los aficionados del América de Cali no soportaron ni perdonaron las palabras de Cuauhtémoc Blanco, a quien recibieron en su estadio con sendas pancartas le decían: “Cuauhtémoc, cab.., hoy sales en un cajón”, palabras que retumbaron más allá del partido en suelo sudamericano, pues todos los ataúdes en las gradas tenían destinatario: El 10 de las Águilas del América.
“No tengo miedo. Al contrario, somos 11 contra 11 dentro de la cancha”, dijo antes del partido Cuauhtémoc Blanco, quien junto con las Águilas del América eliminó al Bolívar en la siguiente fase y terminó su participación en semifinales contra Boca Júniors, quedándose a la orilla del título de la Copa Libertadores, pero dejando el orgullo mexicano muy alto.