El Mundial de Chile 1962 fue recordado por muchos momentos memorables: la garra de Brasil sin Pelé, la dureza de los partidos y la consagración de Mané Garrincha como figura estelar. Pero entre tanta épica futbolística, hubo una escena que rompió toda la solemnidad del evento. En plena final disputada entre el país sudamericano y Checoslovaquia, un perro se metió en la cancha del Estadio Nacional de Santiago y se convirtió, sin quererlo, en protagonista de una de las anécdotas más curiosas de la historia de los Mundiales.
El encuentro, que definía al campeón del mundo, estaba cargado de tensión y expectativa. Miles de hinchas colmaban el estadio, mientras el equipo sudamericano buscaba su segundo título consecutivo tras haber ganado en Suecia 1958. En medio de esa atmósfera, un perro callejero irrumpió en el césped, desatando la risa del público y el desconcierto de los jugadores. El animal se paseó entre las estrellas brasileñas y checoslovacas, ajeno a la importancia del momento.
Finalmente, el can fue retirado por los auxiliares del campo, pero su breve aparición quedó inmortalizada en fotos y relatos. Aquella interrupción, que duró apenas unos segundos, aportó un toque de humanidad y humor a una final que luego sería recordada por la coronación del “jogo bonito”.
La final del Mundial de Chile 1962: Brasil vs. Checoslovaquia
El 17 de junio de 1962, el Estadio Nacional de Santiago fue el escenario donde Brasil conquistó su segundo título mundial consecutivo. La selección dirigida por Aymoré Moreira venció 3-1 a Checoslovaquia con goles de Amarildo, Zito y Vavá, tras comenzar en desventaja por un tanto de Masopust.
Garrincha, el “Ángel de las piernas torcidas”, fue el héroe del torneo. Con su desequilibrio, velocidad y gambetas imposibles, lideró a un equipo que demostró que el talento colectivo podía suplir la ausencia de su mayor estrella.
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El Mundial de Chile consolidó la hegemonía brasileña y marcó el nacimiento de una era dorada en su fútbol.
Un torneo marcado por la garra y el caos
El campeonato fue uno de los más accidentados de la historia. Los partidos se caracterizaron por su dureza física, con faltas violentas y expulsiones en casi todas las fases. El ejemplo más recordado fue el partido entre Chile e Italia, conocido como “La Batalla de Santiago”, donde los golpes superaron al fútbol.
Pese a las dificultades organizativas (Chile había sufrido un devastador terremoto dos años antes), el país sudamericano ofreció un Mundial apasionante y vibrante, en el que se destacaron también selecciones como Yugoslavia y la Unión Soviética.
El perro que quedó en la historia
La irrupción del perro en la final de 1962 se convirtió con el tiempo en una postal simpática de aquel Mundial. Testigos de la época contaron que el animal ingresó por una de las zonas laterales del estadio y corrió libremente por el campo hasta que fue atrapado por un utilero. Algunos jugadores brasileños intentaron acariciarlo, generando carcajadas en las tribunas y un respiro de tensión en medio de la definición.
El episodio mostró un costado espontáneo y divertido en un evento que, por su magnitud, suele estar cargado de presión. Décadas después, las imágenes del “perro del Mundial del 62” siguen circulando como una de las curiosidades más entrañables en la historia de los campeonatos del mundo.
Con el triunfo 3-1 sobre Checoslovaquia, “La Canarinha” levantó su segundo trofeo Jules Rimet y confirmó su dominio en el fútbol mundial. Garrincha fue elegido el mejor jugador del torneo, y el equipo demostró una vez más la magia del “fútbol samba”.
