Francesco Acerbi

Francesco Acerbi: venció al cáncer y la depresión para ser el héroe del Inter en la Champions League

El defensor italiano renació con el fútbol: venció al cáncer, superó sus demonios y a los 37 años guió al Inter a una final de Champions inolvidable

Francesco Acerbi: venció al cáncer y la depresión para ser el héroe del Inter en la Champions League
Francesco Acerbi se convirtió en héroe del Inter de Milán ante el FC Barcelona Foto: X: @Juezcentral

Francesco Acerbi no solo metió un gol. Marcó el destino. Lo hizo en el minuto 93, cuando todo parecía perdido para el Inter de Milán, cuando el FC Barcelona ya se veía en la final y San Siro rugía entre la frustración y la resignación. Con su pierna menos hábil, se quitó de encima a Ronald Araujo, enfrentó a Wojciech Szczesny y la empujó al fondo del arco. Un gol que cambió la historia del partido… y que completó la suya.

Pero para entender ese remate, hay que ir más allá del césped. Hay que retroceder años, hospitales, lágrimas, noches sin dormir, pastillas, quimioterapia, adicciones y también amor. Porque ese gol no lo marcó solo el defensor, sino también el chico de 20 años que casi deja el fútbol. El joven perdido tras la muerte de su padre. El hombre que un día supo que tenía cáncer y decidió no rendirse.

Acerbi no es un crack de portadas. No tiene millones de seguidores ni comerciales de moda, pero tiene una historia que parece escrita por el destino. A sus 37 años, no solo empujó a su equipo a la final de Champions, también se empujó a sí mismo, una vez más, fuera del abismo.

Francesco Acerbi superó la depresión. Foto: IG @francescoacerbi88

El camino de Francesco Acerbi

Nació en las afueras de Milán y soñaba con jugar en el equipo que amaba. Lo logró, pero justo cuando firmó con el AC Milan, su padre, su principal motor, murió tras varios ACVs. Eso lo desmoronó. Se refugió en el alcohol, en la noche, en el descontrol, sin encontrar un rumbo fijo. Llegaba a entrenar sin dormir, a veces todavía ebrio. No se cuidaba y no se respetaba.

Hasta que, en 2013, el destino le dio un golpe brutal: cáncer testicular. Lo operaron de urgencia y volvió rápido, como si nada. Pero no, la enfermedad regresó. Quimioterapia, días sin comer, noches en vela, miedo, mucho miedo. Su vida era una serie de contrastes: veía la serie “House” mientras recibía tratamiento, dormía de día y salía de noche. Comía pizza fría porque era lo único que no le revolvía el estómago.

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Y entonces llegó el “click”. Una noche soñó que su padre y Dios eran la misma figura que le pedía cambiar. Y cambió. Desde ese día, dejó el alcohol, se alimentó con disciplina de hierro, jugó 149 partidos seguidos con Sassuolo, se convirtió en referente de la Lazio, y volvió a ser él… pero una mejor versión.

El gol de su vida

Ese gol al Barcelona no fue solo una jugada, fue la suma de todas sus batallas; fue el niño que jugaba por amor, el joven roto que tocó fondo, el paciente que se aferró a la vida, el hombre que se reconstruyó. Fue su padre, su terapeuta, los hospitales, los hinchas, sus compañeros. Fue Francesco Acerbi, el “Leone”, rugiendo en el minuto 93.

Hoy, en la previa de una final de Champions que parecía impensada para él, su historia inspira. No solo por lo deportivo, sino porque demuestra que siempre se puede volver a empezar. Que incluso cuando todo parece acabado, el corazón puede seguir empujando. Como esa pelota, cruzando la línea en San Siro.

Una final que podría sellar su redención

El próximo 31 de mayo en Múnich, Inter jugará la final de la Champions League contra el Paris Saint-Germain. Y el defensor estará ahí, como símbolo de una generación, como ejemplo de lucha y renacimiento.

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