El fútbol mexicano se ha convertido en un terreno fértil para jugadores con doble nacionalidad, quienes aportan diversidad y un abanico de estilos al balompié nacional. Algunos nacieron en México y crecieron en el extranjero, mientras que otros llegaron al país a temprana edad y hoy forman parte de la Liga MX o incluso de la Selección Mexicana.
Este fenómeno no solo enriquece la calidad del deporte de la redonda local, sino que también plantea un reto a los técnicos nacionales, quienes deben evaluar qué futbolistas pueden comprometerse con el proyecto del Tricolor. Casos recientes han mostrado que la doble nacionalidad abre puertas en múltiples direcciones: tanto para vestir la camiseta mexicana como para representar a otro país.
En los últimos años, nombres como Alejandro Zendejas, Jonathan Gómez o Luka Romero han despertado el interés mediático por su capacidad de elegir. Su desarrollo profesional dentro y fuera de México ha generado debate entre aficionados y especialistas, quienes ven en estos jugadores una oportunidad de crecimiento, pero también un riesgo de perder talento hacia otras selecciones.
Talento binacional en el presente del Tri
Uno de los casos más destacados es el mencionado Zendejas, quien nació en Ciudad Juárez pero creció en Estados Unidos. Finalmente tomó la decisión de representar al Team USA en 2023, quedando registrado oficialmente con ellos en competencias de la Concacaf y amistosos FIFA.
Otro ejemplo es Jonathan Gómez, lateral izquierdo con pasaporte estadounidense y mexicano. Actualmente juega en el fútbol español con el Albacete, pero su futuro internacional aún genera especulación, ya que puede ser convocado tanto por Estados Unidos como por México.
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A la lista se suma Luka Romero, nacido en Durango pero criado en Argentina y con nacionalidad española. Su fichaje por Cruz Azul en 2025 lo acercó aún más al radar del Tricolor, aunque de momento su carrera internacional está más vinculada a la Albiceleste.
El reto de cambiar de nacionalidad en el fútbol
El cambio de nacionalidad deportiva es un tema delicado y estratégico. La FIFA permite que un jugador pueda representar a un país distinto si no ha disputado partidos oficiales de alto nivel con otra selección mayor. Esto ha dado lugar a decisiones trascendentes en el fútbol mexicano.
Por ejemplo, Richard “Richy” Ledezma, nacido en Phoenix de padres mexicanos, jugó en selecciones juveniles de Estados Unidos, pero en 2025 se unió a Chivas y se inclinó hacia México. Su caso recuerda al de otros futbolistas que, tras crecer en entornos distintos, terminan vinculando su carrera a la tierra de sus raíces.
El debate sobre la doble nacionalidad también toca a futbolistas naturalizados. Casos como el de Germán Berterame, argentino naturalizado mexicano, muestran cómo los clubes y la afición pueden aceptar rápidamente a jugadores extranjeros que deciden defender al Tricolor. A su vez, figuras como Álvaro Fidalgo (español con proceso de naturalización en curso) mantienen vivo el interés sobre qué tan lejos puede llegar México con futbolistas que mezclan identidades culturales y deportivas.
