Martes 24 de Septiembre 2024
SELECCIÓN MEXICANA

Orbelín Pineda, de los jaripeos al Mundial | Qatar 2022 (Wallpaper)

La pasión del guerrerens la expresa en sus festejos después de anotar. Tras una mala experiencia en España, toma al toro por los cuernos y se sube al barco mundialista

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Su primer ídolo no fue futbolista. Tal vez su sueño tampoco era convertirse en uno. La infancia de Orbelín Pineda en San Fernando, un poblado en el municipio de Coyuca Catalán, Guerrero, pasó entre el ganado de la familia, el balón y los jaripeos, esos espectáculos de charrería donde hombres valientes montan pesadas reses que los pueden lanzar por los aire. Ahí conoció a un ídolo, un amigo: Chavita Silva, un temerario jinete que perdió la vida en el ruedo. El Maguito le rinde tributo en cada festejo de gol, esperando anotar en el Mundial de Qatar 2022. 

El canterano del Querétaro debutó a los 18 años y de inmediato se llevó grandes sorpresas en su carrera, como la de compartir vestidor con Ronaldinho, el hombre que llegó a los Gallos después de sorprender al mundo en el Barcelona y la selección de Brasil. Las enseñanzas las puso en marcha en el terreno de juego, llamando la atención de grandes de la Liga MX y hasta de Pep Guardiola en Europa.

“Me tocaba sentarme en el comedor con él y yo tenía miedo de que se me cayera la tortilla o el plato. Me acuerdo que me tocó estar con la [selección] sub 17, llegué a Querétaro a incorporarme y me dijo: ‘¿Qué? ¿Ya no saludas?’. Siempre lo veía sonriendo”, recordó sobre Dinho.

Orbelín Pineda, de los jaripeos al Mundial

Entre la fiesta del jaripeo y las actividades agrícolas con su familia, Orbelín despertó en él la alegría y desarrolló el gusto por la pelota. Cuando su ídolo Chavita Silva falleción, decidió trasladar ese gusto a la que después fue su pasión: el futbo. 

En toda mi niñez estuve con animales, con borregos, con vacas, con chivos, puercos y caballos, ayudando a mis papás, pero tenía el sueño de jugar y salí del rancho para poder cumplirlo. Mi papá era futbolista y luego tuve la oportunidad de entrar a las fuerzas básicas de Querétaro y gracias a Dios se me fueron dando más oportunidades”, declaró a ESPN.

Y siguieron llegado. Tras alcanzar una final del futbol mexicano con Querétaro, las Chivas del Guadalajara se interesaron en el habilidoso hombre que recibió la oportunidad de jugar en Primera División de la mano de Ignacio Ambríz. En el Rebaño fue campeón de Liga y de Copa, pero las turbulencias que suelen sacudir al equipo rojiblanco lo orillaron a salir del club y firmar con La Máquina de Cruz Azul, donde volvería a levantar un título, siendo parte de la plantilla que terminó con la sequía cementera.

Cuando expiró el contrato con los de La Noria, el joven jugador decidión probar suerte en España, con el Celta de Vigo, pero ahí las cosas no se dieron como en el pasado. "Fue difícil porque venía de estar jugando la mayoría de los partidos con Cruz Azul y cambió totalmente, llego y no juego nada, no me toman en cuenta. Concentraba, estaba en banca y calentaba, pero no entraba. Yo decía pues que estoy haciendo mal, que está pasando. Decía, ‘¿sí estaré bien acá o no?’”, compartió a Star+.

El entrenador puede ser de gustos, opiniones o tácticas, pero al final de cuentas no me metía (Eduardo Coudet) no sé. Nunca hubo una conversación, pero eso sí, yo tuve el valor de hablar con él y decirle ‘oye Chacho si no me vas a ocupar dame una posibilidad para poder ir mejorando y tener otras opciones de equipos’. Me dio la oportunidad y ahora estamos acá”, reveló mientras defiende los colores del AEK de Atenas, en Grecia. 

En esa Liga encontró la regularidad para mostrar su futbol y hacer piruetas por los aires con sus goles, gracias a la confianza del entrenador que llegó a dicha institución. Un viejo conocido de Pineda. Matías Almeyda rescató a Orbe y le dio la confianza para mostrar lo que hizo en Chivas, cuando lo dirigió, pero ahora en otras latitudes y en vísperas de un Mundial. “Yo le dije a Matías, está el mundial a lado y lo que necesito es jugar, yo voy a hacer lo que sé hacer y lo que me conoces”.

“Había oportunidad de volver a México. Toluca, Chivas, Santos, Monterrey me buscaron, pero estoy joven y creo que no me dieron la oportunidad necesaria para poder trascender acá. Eso me inquietaba para por lo menos intentarlo, ahora lo estoy haciendo. Quiero volver a España, eso es una revancha", manifestó.

Fue la mejor jugada del Maguito, que con la magia en sus pies, y con los botines que muestran un toro pintado y su pirueta por los aires, convenció a Gerardo Martino de estar en el nivel necesario para ir a la Copa del Mundo.“Ahora viene el mundial, esperamos que estos meses de transcurso que cada quien agarre su mejor versión futbolística y pueda pulirlo en el mundial a quien le toque ir yo sé que sí lo va a hacer en la mejor versión”.

Pero de manera grupal parece que algo no marcha bien en la Selección Mexicana, que viene de perder 2-1 contra Suecia en el último amistoso. “Cuando llegó el Tata estábamos en un buen nivel, competíamos muy bien competimos con equipos de países europeos y la verdad es que la sensación era de confianza, de trascender, de competir con grandes equipos; ahora nos movimos un poco. Sentimos que perdimos más de la confianza”.

Como que cada jugador, por no quererla perder o tocar un balón más fácil, se terminaba regando; son cosas pequeñas que debes ir madurando y diciendo ‘bueno, para eso estamos concentrados, para prepararnos en la mejor manera de cada quien y poderlo explorar en los partidos’”, dijo a TUDN.

 

Orbelín Pineda tiene su método para que las cosas salgan como las tiene pensadas. Después de ser convocado, buscará ser titular o al menos tener minutos debido a la gran competencia que tiene al frente, aunque puede jugar como interior o como extremo, siendo esta última la posición donde más le ha convencido a Martino.

 

Siempre me visualizo en todo, desde que llegas al primer día acá en concentración y representar a tu país. Siempre me visualizo estar al cien por ciento y ayudar en la posición en la que me toque, eso me ayuda a estar en mi más alto nivel y más que nada aprovechar y dar lo mejor de mí, tanto fuera como dentro de la cancha”.

Así como alguna vez se imaginó arriba del toro controlando su bravura, Orbelín Pineda se mentaliza y visualiza para volar por los aires en un festejo que le haga sonreír como aquel niño que veía bailar a Chavita Silva.

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