Lunes 16 de Septiembre 2024
NBA

Kobe Bryant, 5 anécdotas para recordar a Black Mamba

Kobe es considerado por muchos uno de los mejores jugadores no sólo en la historia de los Lakers, sino de la NBA

El Laker más Laker de todos los tiempos.FUENTE - EFECréditos: FUENTE - EFE
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Cuando se habla de la historia de Los Ángeles Lakers, uno de los equipos más ganadores en la historia de la NBA, no se puede dejar fuera de la conversación por ningún motivo a Kobe Bryant.

Sin lugar a dudas Black Mamba ha dejado un vació muy grande en el corazón de aficionados y compañeros tras su partida, pues incluso luego de su retiro, se mantenía cerca de las duelas y era común verlo en las primeras filas del Staples Center en cada partido del equipo de sus amores. 

A lo largo de 20 años de carrera como basquetbolista profesional, es imposible pensar que Kobe no cuenta con curiosas anécdotas que engrandecen aún más su leyenda como jugador y persona.  

Exigencia extrema 

No es un secreto que para Kobe, una de las cosas más importantes era la disciplina, no permitía que sus compañeros se relajarán en ningún momento cuando se encontraban en concentración, mucho menos en un partido, sin importar las circunstancias. 

Así lo relata su excompañero Luke Walton, hoy entrenador de Sacramento Kings, quien entre sus muchas historias con Black Mamba, revela una en la que se molestó por verlo llegar con aliento a alcohol. 

“Yo había tomado bastante la noche anterior y llegué a la práctica con aliento a alcohol. Kobe se dio cuenta y le informó al equipo sobre mi situación. Le pidió a Phil (Jackson) que me defendiera y les dijo a los compañeros que ninguno me ayudara en defensa. Al principio sólo podía reírme y pensar ‘esto está siendo divertido’. Pero la mirada de Kobe indicaba lo contrario. Creo que anotó más de 70 puntos en el picado… Yo rogaba que alguno me ayudara, pero por supuesto ninguno lo hizo. Fue una lección para mí. Lo tomé así. Desde ese día, su instinto asesino y ética de trabajo se han quedado conmigo”, contó durante una entrevista para Open Run. 

No paraba de entrenar 

Para Bryant era muy importante el entrenamiento, estar en constante actividad y pulir las deficiencias era una de sus prioridades, al borde de cometer sacrificios de locura, como lo recuerda el entonces entrenador de los Lakers Phil Jackson. 

“Una mañana llegué cerca de las 8.30 de la mañana, bastante antes del entrenamiento, y Kobe estaba durmiendo en su auto frente al estadio. Me contó que había estado entrenando solo hasta bien tarde a la noche y no se había ido a la casa. Prefirió quedarse descansando en el auto hasta la práctica de la mañana. Realmente me sorprendió y lo invité a desayunar. Momentos así nos unieron mucho, admiraba su dedicación y sus ganas de ser mejor”, contó. 

Obsesivo de la duela 

Uno de los compañeros que compartió duela y vestuario por mucho tiempo fue el pivote Horace Grant, quien luego de convivir con Michael Jordan y formar parte de unos de los tricampeonatos de los Chicago Bulls, parecería lejos de impresionar, pero lo de Kobe fue de otro mundo. 

“Si tuviera que calificar la relación de Kobe con el básquet usaría la palabra obsesión. Puedo dar fe que se levantaba a las cinco de la mañana, se pasaba cuatro horas tirando en el estadio y trabajando en sus movimientos. Después, durante dos horas, hacía pesas en el gimnasio. A la casa sólo se iba a comer y descansar un rato, para luego volver a seguir entrenando por varias horas. Así cada día, por años…”, dijo Grant sobre la locura de Black Mamba con la perfección. 

Competidor feroz 

Para Bryant la competitividad era algo muy importante, quería ganar hasta en la canicas y era sólo comparable con el hambre de triunfo de Michael Jordan, con quien vivió una interesante rivalidad en los últimos años de carrera del mítico 23. 

Para el Laker más Laker, no era suficiente ganar el partido, debía ganar el duelo contra la superestrella del equipo rival y si no salía con la victoria de ambos no estaba contento; cuando perdía se convertía en una verdadero locura, pues haría todo lo posible para vencer en la próxima vez que se encontrara con su verdugo en la duela. 

Fue así como ocurrió con Allen Iverson en 1999 durante un partido entre Lakers y los 76ers; esa noche el base le pasó por encima con 41 puntos y 10 asistencias, causando la ira de Kobe. 

“De manera obsesiva leí cada artículo y libro que encontré sobre Allen. Vi las repeticiones de sus partidos en videos. Estudié sus éxitos y sus luchas. Busqué como un maniático cada debilidad que pudiera encontrar. Incluso llegué a estudiar cómo los tiburones blancos cazan focas en la costa de Sudáfrica para poder detenerlo”, reveló el propio Bryant tras su encuentro con Allen. 

Casi inmune al dolor 

Black Mamba era un atleta en todo el sentido de la palabra, su agilidad y fuerza podrían llevarlo a ser competitivo en cualquier deporte que quisiera practicar, no obstante por años sufrió un terrible dolor de espalda, pero jamás fue un obstáculo para brillar. 

Una de las anécdotas quizá mas escalofriantes, fue cuando durante un partido se rompió el tendón de Aquiles luego de recibir una falta y sin importa lo increíblemente dolorosa fuese la lesión, entre lágrimas y un gesto de sufrimiento se dirigió a cobrar los tiros libres; ambos terminaron dentro de la canasta. 

En otra de las ocasiones, luego de haberse fracturado la muñeca, al día siguiente en lugar de estar en el hospital estaba como cualquier día en la cancha lanzando con el otro brazo. 

“No estaba en el gym, estaba en la cancha, bañado en sudor. Con un yeso en el brazo derecho, estaba lanzando con la mano izquierda”, recuerda el escolta John Celestand. 

 

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