Max Verstappen, Checo Pérez y Fernando Alonso disfrutaron el pasado fin de semana del primer baño de la temporada 2023 de Fórmula 1 tras subir al podio en el GP de Bahrein, una tradición que tiene 57 años en el deporte motor y que se hace por lo general con vino espumoso (en las 500 Millas de Indianapolis lo hacen con leche), por lo que aquí te decimos cuánto vale cada una de las botellas que se derraman tras cada carrera.
Aunque casi todos creen que las celebraciones en la Fórmula 1 y casi todas las competiciones se hace con champagne, lo cierto es que no es así pues se realiza con vino espumoso que adquiere el nombre de champagne solo por su denominación de origen; es decir, es una bebida espumosa que adquiere dicho nombre por ser producido dentro de Francia. Si no es así, es solo vino espumoso que aquí te diremos cuánto vale.
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Para hacer el vino espumoso que se usa en Fórmula 1 existen tres métodos: el tradicional de fermentación, que consiste en la mezcla de vino con un licor de tiraje dentro de la misma botella; el de la inyección de gas externo, ya que la bebida no contiene levadura para generar su propio y el Charmat, que se trata de derramar el líquido en un tanque isobárico para conseguir la fermentación. Checa cuánto vale la botella.
Para celebrar un podio, esto vale el vino que los pilotos usan en F1
Aunque su precio varía y mucho en todas y cada una de las zonas en las que se corre la Fórmula 1, aquí en México el vino espumoso con el que Checo Pérez festejó su tercer lugar en el pasado GP de México, celebrado en el Autódromo Hermanos Rodríguez con botellas de la marca Ferrari Brut, costó 619 pesos la de 375 mililitros y mil 942 pesos la de litro y medio.
La tradición de bañarse con vino espumoso o champagne tiene poco más de 57 años, pues el primer festejo que se tiene registrado así fue en 1966 gracias al piloto suizo Jo Sifferet en Las 24 Hours of Le Mans. Aunque anteriormente se realizaba con champagne, desde 2021 la F1 anunció su nueva bebida oficial para celebrar: Ferrari Trento, con notas de frutas como manzana y naranja, al igual que sabores cítricos.
Pero todo surgió de casualidad, pues cuando Sifferet abrió una botella que estuvo expuesta a los rayos del sol por mucho tiempo, la presión del líquido estalló al abrirse y empapó al suizo, convirtiéndose desde entonces en un símbolo de victoria que un año después repitió ahora de manera intencional el piloto Dan Gurney con una botella Moët et Chandon.
EG