Llegar a la cima del deporte es complicado, mantenerse ahí lo es todavía más. Las grandes leyendas del boxeo supieron levantarse de las caídas para retomar el camino, otros no, así que esta vez hablaremos de un excampeón mundial y amigo de Vicente Fernández que dejó ir sus millones por las adicciones.
El personaje en cuestión es Carlos Zárate, nacido en el barrio de Tepito de la CDMX, siempre se caracterizó por ser un golpeador brutal y muy veloz, se retiró con un récord de 66 victorias (63 por nocaut, un 90% de KO’s) por solo seis derrotas.
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En 1976 ganó el cinturón de peso gallo del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), incluso fue nombrado el mejor pugilista del mundo por encima de Muhammad Ali, pero 10 peleas después perdió el título contra Guadalupe Pintor y tras esa derrota cayó en una fuerte depresión que lo arrastró por un obscuro camino.
“Ya no quería pelear después de eso, además, ya tenía dinero y pensé que me iba a durar, pero las cosas cambian”, confesó El Cañas a La Jornada.
¿Qué fue de Carlos ‘Cañas’ Zárate?
Carlos Zárate amasó una fortuna de alrededor de 18 millones de pesos mexicanos, tenía un par de negocios, casas, un yate en Acapulco y llegó a relacionarse con celebridades de la talla de Vicente Fernández, María Félix y Cantinflas, no obstante, ese dinero se esfumó tras cinco años de fiestas interminables.
Volvió al cuadrilátero, no en su mejor forma, aunque suficiente para dar buen espectáculo y volver a ganar plata, colgó los guantes a los 40 años, parecía que había encontrado la luz, sin embargo, un amigo cercano lo volvió a invitar a una fiesta y comenzó otro declive.
Consecuencia del despilfarro, tuvo que vender hasta la lámparas de su casa, empezó a vivir en hoteles poco seguros de Tepito, La Merced y Peralvillo, que también se caracterizaban por brindar fácil acceso a las drogas.
Finalmente, su familia y el CMB lo convencieron de rehabilitarse, estuvo 10 meses en una clínica; los últimos reportes indicaban que Carlos Zárate daba conferencias motivacionales y que se encargaba del área deportiva de las instalaciones del Metro de la CDMX.
"Llegan a conquistar la gloria, la idolatría, y, a veces, a vivir una vida de lujo. Riqueza que se esfuma cuando se les apagan las luces del ring y ven que su gloria vuela al pasado, dejándolos con la madurez de la vida, pero ahora con hambre y desesperación”, escribió José Sulaimán en El Universal antes de su muerte.