Hay historias en el boxeo donde los peleadores ganan, se vuelven famosos, se hacen ricos, entran a mundos de adicciones y se pierden en la nada, entre las oscuridades de la derrota de la vida. Pero este peleador es uno de esos ejemplos de pronta reacción, antes de los 10 segundos que le estaba contando el destino para vivir o morir, contra su peor rival: la depresión, la misma que en un momento dado lo había hecho pensar en el suicidio aunque ya era campeón mundial.
La historia de éxito de este peleador británico es una de las más recientes que motivan a propios y extraños por la fuerza de voluntad que mostró, el fondo en el que estaba y todo lo que escaló de nuevo para volver a estar en lo más alto del pugilismo.
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El campeón mundial que pensó en el suicidio por depresión: Tyson Fury
Se trata de Tyson Fury, el campeón mundial que venció a la depresión por la que pensó en el suicidió, pese a tenerlo todo, pero perderse entre la nada. El británico tocó fondo pese a ser el mejor en la división de los pesos pesados, pero nada le bastaba para sentirse pleno consigo mismo y ser un hombre pleno.
Después de vencer a Wladimir Klitschko, Fury se sumergió en las aguas de las sustancias prohibidas y del alcohol, bebiendo más de 40 vasos de cerveza por semana, sin entrenar, sin retomar su carrera, consumiendo estupefacientes, sin nada que lo motivara a volver. Incluso se compró un Ferrari para ver si eso lo hacía sentir mejor, pero ahí estuvo a punto de quitarse la vida, acelerando a toda velocidad para estrellarse en un puente, pero en el trayecto reflexionó y escuchó una voz que lo hizo pensar en sus hijas y dio vuelta atrás a su decisión.
Fury asegura que lo que lo sacó de la depresión fue Dios, fue quitarse ese peso de encima que caragaba por pensar que su destino era ser alcohólico y que no tenía cura, pero al final se puso a entrena, pensó positivo y se trazó metas que lo hicieron volver a ser el hombre de antes. O uno mejor.
Después eso, el peleador se puso a entrenar y bajó de peso, pues ya se había convertido en otro, con un cambio de físico notable que lo había hecho parecer más un hooligan inglés que un peleador de box. Pero en dos años se transformó y volvió paa empatar una pelea contra Deontay Wilder, a quien más tarde vención y le quitó el invicto para coronarse una vez más campeón de los pesos pesados del CMB.