Antes de que Julio César Chávez González se convirtiera en el máximo ídolo de México en el boxeo, existió un campeón mundial que destacó por sus logros; maravilló al territorio nacional y al mundo entero. Fue tan grande que llenó el Estadio Azteca en una pelea; sin embargo, los vicios distinguieron su declive fuera de los encordados. ¿De quién se trata?
Del capitalino Vicente Saldívar, uno de los más boxeadores más reconocidos del país en todos los tiempos. Desde joven, se caracterizó por pelear en las calles de la delegación Benito Juárez y en las escuelas a las que asistía; por lo que su padre lo introdujo de lleno al gimnasio y al pugilismo. Así nació el mito de un campeón mundial sin precedentes.
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El entrenador José Moreno forjó su carácter en el cuadrilátero. Este campeón mundial contaba con una pegada de izquierda privilegiada, de ahí que lo apodaron El Zurdo de Oro. ¿Cómo fue que llenó el Estadio Azteca y por qué es que su vida acabó entre los vicios? Esta es la historia de Vicente Saldívar, el ícono nacional previo al César del Boxeo.
Peleaba en la calle, fue campeón mundial y llenó el Estadio Azteca, pero cayó en los vicios
Vicente Saldívar ganó el afamado torneo Guantes de Oro en la división de peso gallo. De igual forma, acudió con el representativo mexicano a los Juegos Olímpicos de Roma en 1960. Es considerado un campeón mundial sinigual porque fue el primer mexicano en consagrarse cuando surgieron los instituciones que rigen al deporte a nivel internacional. ¿Lo sabías?
Lo hizo en la categoría del peso pluma; cargó con los cinturones del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Su trilogía con el galés Howard Winstone es una de las más recordadas de la industria: lo venció por decisión unánime en Londres y Gales. Le repitió la dosis en Ciudad de México, por nocaut, en el Estadio Azteca en 1967.
Más de 90 mil personas acudieron al Coloso de Santa Úrsula para respaldarlo, su hazaña sigue siendo uno de los registros más altos en la historia de la disciplina. Cuando se encontraba en la cima, a los 30 años, decidió dar el paso de costado. Se alejó de las competencias y cayó en los vicios. No logró ganar la batalla contra el alcoholismo y los tranquilizantes.
Las adicciones y los problemas familiares lo superaron. Falleció en 1985, a la edad de 42, a causa de un paro respiratorio en Ciudad de México. Para Nacho Beristáin, uno de los maestros más condecorados de la República, Vicente Saldívar es uno de los 10 mejores peleadores que enarboló la bandera tricolor.
"Se entregaba a lo que hacía. Impuso su estilo, fortaleza y su gran voluntad por el amor que sentía por el boxeo. Enfrentó a grandes boxeadores dentro y fuera de México. Nunca le dijo que no a uno. Alguna gente olvida a los peleadores que se fueron, pero Vicente (Saldívar) debería estar ahí", aseguró Beristáin a ESPN Deportes en julio de 2017.