La voz de José José apareció de pronto entre los más profundos rincones del Estadio Olímpico Universitario, en medio de un Pumas contra Santos. Su muerte, confirmada 24 horas antes, provocó una suerte de peregrinación de sus más incondicionales, incluso en una tarde de futbol. Después de 45 minutos, las canciones de El Príncipe reabrieron viejas llagas amorosas en los rumbos de Ciudad Universitaria: “Pobre tonto/ ingenuo charlatán/ que fui Paloma/ por querer ser Gaviláaan…”.
Cientos de miles de personas, con camisetas de Pumas y de Santos, abandonaron sus asientos y se entregaron por varios minutos a ese inconfundible timbre de voz, que los hizo llenarse de romanticismo. “Pido un aplauso para el amor/ que a mí ha llegado/ mil gracias/ por tanto/ y tanto amooor”. Entonces, el ruiseñor del romance, el hombre que marcó al México de los años 70, convirtió un escenario ordinario en algo único, mágico, que quedó en la memoria de los que estuvieron ahí.
Seguir leyendo ...
El sonido local, convertido en un teatro, recordó las canciones de 'El Triste', 'Lo pasado, pasado' y 'Gavilán o Paloma', en un lapso de 20 minutos. Pero suficiente. Suficiente para emocionar, para volver a sentir, para apretar la garganta y recibir una ovación de pie. Sin importar el lugar, la edad ni las camisetas. Conmovidos todos hasta las lágrimas por un ícono que se fue de viaje, apenas un día antes de aquel 29 de septiembre de 2019.
El marcador después fue lo de menos. Pumas ganó 2-0 en un partido intenso, pero gris, y en el que el único brindis lo valió alguien que no estaba. Que no jugaba. Y que, sin embargo, apareció de nuevo con esa voz aterciopelada para despedirse por última vez.
Por Alberto Aceves