El episodio más violento en la historia del futbol mexicano ya tuvo consecuencias sobre el Quereatro tras la asamblea de dueños celebrada ese martes donde intervino el presidente de la Federación Mexicana de Futbol, Yon de Luisa.
Querétaro no podrá jugar con público en el Estadio Corregidora por un año y la actual directiva queda castigada de la Liga MX por cinco años, es decir, que Jorge Alberto Hank (dueño de Xolos) recupera la franquicia, pues el grupo que llevaba a al equipo actualmente no había terminado de pagar.
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El castigo de jugar sin público aplica aún cuando los Gallos busquen una sede alterna para jugar sus partidos como local. En la primera comparecencia del presidente ejecutivo de la Liga MX, Mikel Arriola, tras los incidentes del pasado sábado, confirmó que la desafiliación era una posibilidad latente, que "todo estaba sobre la mesa" y que este martes se iba a decidir el futuro del club en una temprana reunión extraordinaria de dueños.
Arriola Peñalosa dio a conocer la decisión que había dicho se iba a tomar en conscenso entre los representantes de todos los clubes que integran el máximo circuito del futbol mexicano. Con presencia del presidente de la Federación Mexicana de Futbol, Yon de Luisa, se llegó a este acuerdo.
Querétaro se salvó de la desafiliación
El Club Querétaro, que era propiedad de los empresarios Manuel Velarde, Gabriel Solares, Alfonso y Javier Solloa, además de Greg Taylor, inmiscuido hace poco en un escándalo de corrupción de jugadores, volverá a las manos de Jorge Alberto Hank, quien tendrá un plazo para vender la franquicia.
Querétaro se salvó de una segunda desafiliación como pasó en 2004, cuando junto al Irapuato fueron expulsados del máximo circuito porque se descubrió que Tirso Martínez, dueño de ambos equipos, tenía nexos con el narcotráfico. Otro de los equipos que ha sufrido expulsión de la Primera División fue el de los Jaguares de Chiapas, que también por adeudos dejó su lugar, precisamente, a los Gallos del Querétaro en 2013.