“Cuando era niño no tenía sueños, me pasaba el rato jugando al futbol y esa era mi felicidad”, confesó en una de sus escasas entrevistas este futbolista clave de la Selección Mexicana rumbo al Mundial 2026, que ahora la rompe en Arabia Saudita y que se convirtió en futbolista gracias a un veterinario que lo sacó de la pobreza extrema hasta convertirse en toda una estrella.
Desde su nacimiento en un humilde y peligroso pueblo de Colombia, el abandono de su padre y la oportunidad que le dio en el futbol un médico veterinario al que hasta el día de hoy llama “papá César”, este futbolista clave de la Selección Mexicana rumbo al Mundial 2026 y que actualmente la rompe en Arabia Saudita nació el 24 de marzo de 1997 en una familia conformada por padre, madre, abuela y tres hermanas menores, pero cuando era apenas un niño su papá lo abandonó.
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Así comenzó su carrera este futbolista clave del Tri
La carrera de este futbolista clave para la Selección Mexicana rumbo al Mundial 2026 y que la rompe en Arabia Saudita comenzó de muy pequeño, cuando se iba a jugar a escondidas, sin permiso de su madre. A veces no volvía ni a comer, siempre estaba con sus amigos en el pedazo de cancha que tenía o en las calles. Jugaba descalzo y esa era su felicidad, mientras su madre Gloria cuidaba a sus cuatro hijos con extremo recelo y él era su gran preocupación por ser el único varón, por el peligro y las tentaciones del pueblo y la ausencia de la figura paterna.
“En ese entonces no tenía sueños, solo jugaba por jugar porque era la felicidad que había allá. Además de jugar a veces trabajaba para ayudar en la casa, pero la mayoría del tiempo era jugar con mis amigos. A veces regresaba a casa con los pantalones rotos y mi mamá se enojaba por eso, pero los remendaba”, destacó con una sonrisa, antes de recordar que un primo suyo fue quien vio su potencial y le consiguió una prueba en la academia del Club Deportivo Futbol Paz, fundada por César Valencia, su padre adoptivo.
Un veterinario lo hizo futbolista profesional
Como Julián Quiñones, César Valencia también quiso ser jugador profesional, pero no lo logró y se convirtió en veterinario, para luego hacer realidad el sueño de muchos jóvenes: "Julián era muy joven y conoció las instalaciones. Charlamos y no fue fácil llegarle a su familia para que lo dejaran quedarse. Pero la ilusión de él era jugar al futbol profesional y vio en nosotros la seriedad, el trabajo, la disciplina y metodología con la que trabajamos con los chicos. Después de varias charlas, Gloria, su mamá, nos dio permiso”, contó.
“Para mí es motivo de orgullo. Él, como muchos otros chicos que se formaron acá, me dicen ‘papá César’, porque acá no solo trabajamos la parte deportiva, sino la afectiva y con Julián hemos llevado una relación muy de padre e hijo. A mí me emociona porque hoy, que él ha triunfado, te diría que casi a diario sigue llamando o escribe”, añadió respecto a Julián Quiñones, quien con ocho goles la rompe en Arabia Saudita y es futbolista clave para la Selección Mexicana con miras al Mundial 2026, luego de pasar por Venados F.C., Lobos Buap, Tigres, Atlas y su consagración definitiva con las Águilas del América.