En marzo pasado, Renato Ibarra fue arrestado en la Ciudad de México por supuestamente haber golpeado a su esposa Lucely Estefanía Chalá, de 24 años, y con un embarazo de 10 semanas. El entonces futbolista del América pasó la noche detenido tras una denuncia de Chalá, que aseguró ante las autoridades haber recibido agresiones físicas y emocionales.
A Renato se le acusó de violencia doméstica. De acuerdo con el reporte policial, también agredió físicamente a su cuñada, Karen Chalá García, de 31 años, y el escándalo le dio la vuelta al mundo. Después de recibir el perdón de su esposa, el ecuatoriano firmó su salida del América y aceptó la propuesta del Atlas, para seguir su carrera en México.
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Y así, como rojinegro, Ibarra presumió la llegada de su hijo Adriano en redes sociales a través de la cuenta de su esposa, Lucely Chalá, y con la frase: “El amor siempre gana”. En principio, Chalá declaró que Renato la había “aventado contra una pared y agredido físicamente”. Luego, se retractó ante las autoridades y eso derivó la liberación del futbolista.
Del Reclusorio Norte, el hoy mediocampista del Atlas salió, volvió a las canchas y afirmó por su cuenta que “todos fueron muy injustos con él” por haberlo juzgado antes de tiempo. Bajo ese contexto crecía Adriano, hasta llegar a los dos.
AAH