En Argentina, el futbol suele garantizar postales de colección: partidos de goles, emociones, pasiones rivalizadas y recuerdos de algunos tiempos que parecieron mejores para los equipos.
En tiempos de Covid-19, la Copa Argentina inició con la única garantía que no tendrá la presencia de aficionados durante la primera parte del año. Tal vez ni siquiera en la segunda, a falta de vacunas para la población. Pero sí sorpresas para la gente.
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Una de ellas ocurrió en el partido entre Villa San Carlos y Atlanta, en el Estadio de Estudiantes de Buenos Aires, donde debutó como técnico de los Bohemios el ex futbolista del Monterrey, Walter Erviti.
Tras el empate sin goles en los 90 minutos, San Carlos consiguió el pase a la siguiente ronda por 4-3 en la definición desde el manchón de penalti y definirá a su siguiente rival en las próximas horas, el cual saldrá del cruce entre Huracán y Estudiantes de San Luis.
¿Qué pasó en los penales?
La imagen que quedará para el recuerdo surgió del penalti que cobró Gonzalo Coronel, futbolista de Atlanta, de 19 años, quien entró a los 27 minutos del segundo tiempo y pidió la pelota para ejecutar el cuarto disparo de su equipo.
Coronel, sin embargo, pasó a la historia luego de tomar una carrera de más de 20 metros, frenarse y mandar su remate a las manos del portero, en lo que significó la eliminación de Atlanta del certamen. Un manual cómo consumar el ridículo.
AJ