Ese día ya esperaban su debut. Ya habían escuchado hablar de un tal Riquelme que la movía, pero hasta entonces muchos lo verían jugar. Ese día fue el 10 de noviembre de 1996, en La Bombonera, como titular frente al Unión.
El partido terminó 2-0. Ganó Boca Juniors, en el tablero y en la historia, al debutar a un chico que, en ese entonces nadie se imaginaría que le daría magia a una cancha que empezaba a llorar el adiós de Maradona. Tan distintos, pero tan ídolos.
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Riquelme saltó como titular, con el '8' en la espalda. La playera le apretaba por el número, pero le quedaba grande por la edad, era un chico de 18 años, pero que pisaba la pelota como gente grande.
Los aplausos que recibió toda su carrera comenzaron en cada una de sus jugadas. Se transformó en ovación apenas al medio tiempo, como si 45 minutos hubieran bastado para arrancarle el gesto de sorpresa al mundo.
Pases filtrados, al claro, impensables, fintas, toques, pisaditas, recuperaciones... desde entonces pedía a gritos tomar los hilos y el protagonismo, pese a su perfil bajo fuera de la cancha, dentro de ella mostró siempre el descaro y atrevimiento de los grandes.
Nadie entonces sabía que estaba viendo al futuro ganador de 11 títulos: 5 locales, 3 Copa Libertadores, una Intercontinental, Recopa y Copa Argentina con la playera Xeneize.
Ese día debutó en La Bombonera con Boca Juniors el artista, aunque con el '8' en la espalda, el dueño de un número heredado por Maradona. Ese fue el día del debut de Riquelme, para muchos, el último '10'.
FDR