Ejemplos de futbolistas que cayeron de la gloria al infierno hay muchos, pero pocos como este brasileño al que la muerte de su padre afectó de tal manera, que terminó perdiéndose en las drogas y el alcohol cuando ya era toda una leyenda e incluso comparado con Ronaldo, pero que terminó en la ruina tras derrochar fama, goles y dinero.
Cafú, George Best, Christian Vieri, Ronaldinho, Iván Zamorano, Paul Gascoigne y Andreas Brehme forman parte de ese nada aspiracional grupo de futbolistas que lo tuvieron todo y terminaron con nada por sus vicios, lujos y hasta negocios ruinosos, pero que incluso no se comparan con este brasileño que de ganar hasta 80 mil euros a la semana y ser comparado con Ronaldo, terminó en la ruina por su vida turbulenta de malas compañías y exceso en el consumo de las drogas y el alcohol.
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Su madre fue la que lo metió al futbol
Conocido como El Emperador, la muerte de su padre detonó la caída de este legendario jugador, que siempre estuvo al nivel de Ronaldo, pero cuyos incidentes y consumo de drogas y alcohol lo metieron en una profunda depresión de la que nunca salió, retirándose de las canchas, perdiendo todo lo que tenía y volviendo a sus orígenes en las favelas.
Como fenómeno de principios de siglo, llegó muy joven al Inter de Milán y en su selección llegó a ser llamado El Emperador por su jerarquía, porte y goles, pero que estaba acostumbrado a una vida de fiestas nocturnas que llevaron a la perdición al nacido el 17 de febrero de 1982 en Río de Janeiro y cuya prematura entrada al futbol se la debe a su madre Rosilda, quien lo acompañaba muchos kilómetros hasta la escuela del Flamengo.
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La muerte de su padre fue el principio de su fin
Convocado por primera vez a sus 18 años con Brasil al lado de Rivaldo, Ronaldinho, Cafú o Roberto Carlos contra Colombia rumbo al Mundial 2002, Adriano tuvo una carrera meteórica que en 2001 lo llevó a ser jugador del Inter, donde reconoció que conquistó rápido las cosas, “pensando en que era un chico que antes no tenía nada y después tenía el mundo… Eso es difícil controlar”.
Tras dos Copas de Italia, dos scudettos y tres Supercopas, se transformó en estrella mundial hasta que recibió la noticia que su padre, Mirinho, había muerto de un paro cardíaco. Comenzó a tener problemas de alcohol y drogas y se metía en un conflicto tras otro, hasta terminar en una de las favelas más peligrosas de todo Brasil y vendiendo sus bienes en 2019: “Solo yo sé cuánto sufrí. La muerte de mi padre me dejó un vacío enorme. Fue lo peor. Empecé a beber lo que me ponían delante. Ahora soy feliz. Entendí lo mal rodeado que estaba. Renuncié a los millones, pero compré la felicidad”, dijo en 2018 al portal R7.
EG