Los recuerdos de Gustavo Peña son menos precisos ahora que antes. A veces despierta lúcido y con ganas de volver el tiempo, y jugar. Pero, en otras, ningún partido le regresa a la mente. Su hijo Gustavo le cuenta cada tanto que un día fue el capitán de la Selección Mexicana. Que su nombre se repitió como un himno, en la Copa del Mundo de 1970. Y que, dentro y fuera del Estadio Azteca, no hubo otro halcón que volara tan alto como él.
Las últimas horas han sido críticas para Peña. “Se encuentra muy delicado”, dice Gustavo, su hijo, desde el hospital. El Alzheimer ha devorado casi todo lo que había en su mente. Puede estar mirando un buen rato una foto vieja pegada en la pared y, en un par de horas, olvidar el acontecimiento. Ahora, debido a la emergencia sanitaria, vive aislado y vigilado por enfermeros que tienen siempre una historia que contarle.
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El ‘Halcón’ no recuerda quiénes son esos hombres que aparecen en calzoncillos, con la playera y el escudo mexicano. Tampoco que fue él quien acabó con las ilusiones de Bélgica en México 70. Él: el capitán, el cobrador de penales, el defensa campeón con el Oro y Cruz Azul, el número 3 que querían ser los niños, el hombre que se fue del estadio mientras la gente mencionaba su nombre. El 'Halcón' Peña.
“¡Me daban ganas de correr!”, decía, en una entrevista documentada en 2017. Y corriendo tiró la pelota las redes. Con el tiempo, algunos le siguieron preguntando por ese partido. “¿No tuvo miedo? ¿En qué pensaba cuando iba a tirar?”. El ‘Halcón’ apuntó abajo y pegado al poste, y no falló. Le hizo pagar al belga Christian Piot la mala traducción de su apellido: “¡Es Peña, burro, no Pena!”.
Ahora, todo eso se reproduce en las voces de otros. Casi nunca en la de él. Su hijo Gustavo le cuenta cada tanto que un día fue el capitán de México. Que vivía en Tlaquepaque y dejaba a su familia para entrenar con la selección. “Muchas veces me preguntan qué significa ser el hijo de ‘El Halcón’. Yo les digo que es algo grande”, dice Gustavo, pendiente de los reportes médicos en el hospital.
Alguna vez, en 1971, el portero soviético Lev Yashin llamó personalmente a Peña para que jugara en su partido de despedida. Lo hizo al lado de Pelé, Tostao, Müller, Beckenbauer, Bobby Charlton, Puskas y Eusebio, todos esos nombres que hoy le cuestan aterrizar en su mente. La fuerza de ‘El Halcón’ ha ido cediendo en su batalla contra el Alzheimer durante las últimas horas. Pero él se resiste a irse a sus 78 años. No sin saber antes quién fue, aunque sea por última vez.
Por Alberto Aceves