Si te preguntas si realmente eres feliz, un estudio de la Universidad de Harvard reveló luego de 75 años que la felicidad no tiene nada que ver con la riqueza, la fama o trabajar mucho, sino con las relaciones personales que hacemos a lo largo de nuestra vida, en la cual aquí te revelamos a qué edad es cuando finalmente nos sentimos más felices.
La felicidad, sin lugar a duda, es el objetivo de todas las personas, aunque equivocadamente muchos pretenden ser más felices a cualquier edad por medio de factores externos y cosas materiales que realmente no dependen de ellos, cuando más que eso, según la Universidad de Harvard, depende de un proceso interno que debe ser complementado con las relaciones que tenemos con los demás.
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Estudio realizado desde 1938 revela lo que es la felicidad
Dirigido por el siquiatra Robert Waldinger y el sicólogo Marc Schulz, “El estudio de desarrollo de adultos de la Universidad de Harvard” inició en 1938 y analizó año tras año para ver a qué edad eran más felices la vida de 724 personas divididas en dos grupos: estudiantes de la misma institución y personas de diversa edad que pertenecían a los barrios más pobres de Boston, con situaciones desfavorecidas.
Ahora, 75 años después, reveló que, en realidad, la felicidad no tiene nada que ver con riqueza, fama o trabajar mucho, sino en la calidad de las relaciones que nos hacen más felices y más saludables, pues las conexiones sociales nos hacen bien y la soledad mata; no tiene que ver con la cantidad de amigos que tenemos ni tampoco con que tengamos pareja, sino la calidad de las relaciones cercanas y que las buenas relaciones no sólo protegen el cuerpo, sino también nuestro cerebro.
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A esta edad es en la que somos más felices
Ante ello, el libro “Una Buena Vida” afirma que a partir de los 60 años es cuando los seres humanos somos más felices, pues es cuando finalmente tenemos el sentido de los límites de la vida y de que la muerte es algo real, lo que hace que cambiemos de vida, nos quitemos obligaciones de encima, amistades que no nos hacen felices o reuniones que no nos gustan.
Así, la mejor forma de encontrar la felicidad depende de desarrollar actividades que nos hacen sentir bien, buscar nuestros espacios de autonomía y relacionarnos con los demás desde la asertividad, expresando nuestros derechos, opinión o decir “no” cuando es necesario, sin que el otro se sienta agredido o atacado. Igualmente es indispensable valorar nuestros logros sin exigirnos estar siempre en rendimiento y dar valor también al disfrute, ya que a menudo confundimos deber y logro con estar bien, además de reconocer lo positivo de nuestras vidas y mantener una actitud de agradecimiento.
EG