Mejorar los tiempos, vencer al reloj y correr más rápido son objetivos que comparten los corredores más jóvenes, los más novatos o aquellos especialistas en pruebas de velocidad, que buscan conseguir medallas sobre la pista.
La velocidad es considerada un atributo natural, que se potencia a través del entrenamiento. Sin embargo, la tarea no resulta sencilla. Requiere que los deportistas sigan los lineamientos del trabajo físico, basándose en las características y necesidades que cada uno tenga.
Seguir leyendo ...
¿Cómo empezar?
Para bajarle segundos al cronómetro, los corredores deben adoptar un programa de entrenamiento con la supervisión de un profesional, al menos un mes antes de la competencia.
El programa consistirá en sencillos cambios durante las sesiones de distancias cortas, mismos que poco a poco irán permitiendo que las piernas se muevan cada vez más rápido.
Mantener la actividad durante un mes, por lo menos, permitirá que el cuerpo realice adaptaciones neuromusculares para conservar el ritmo y, a la vez, generar zancadas más potentes.
3 ejercicios básicos
La constancia en ellos es fundamental. Algunos favorecen el aumento de la velocidad, aunque deben ser apegados a las necesidades que se requieran.
1. Correr a la velocidad más rápida posible y sostenerla durante 1600m, 1200m, 800m y 400m, con tres minutos de descanso entre distancias.
2. Realizar de 8 a 10 repeticiones de 400m al ritmo de carrera de una milla, con 90 segundos de reposo.
3. Efectuar 12 repeticiones de 30 segundos de sprint cuesta arriba. Regresar trotando hacia abajo, para recuperarse.
AAH