La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda hacer al menos 150 minutos de ejercicio por semana para con actividades como correr, caminar, bailar o montar la bicicleta para reducir el riesgo de padecer enfermedades, sin embargo, hay muchas personas que no dejan el hábito de fumar a pesar de que entrenan y esta vez te decimos qué pasa en esos casos.
Es importante recordar que un plan de alimentación elaborado por un experto nos ayudará a tener un mejor avance hacia los objetivos y debemos ser claros con que la actividad física no contrarresta los efectos nocivos del tabaco.
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El tabaquismo afecta gravemente el aparato respiratorio y el sistema cardiovascular, incluso puede generar coágulos en la sangre y es el responsable de un buen porcentaje de los casos de enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
¿Cuáles son las consecuencias de hacer ejercicio y no dejar de fumar?
Como ya hemos mencionado, no dejar de fumar cuando se adopta una rutina puede ser contraproducente y a continuación enlistamos una serie de consecuencias que pueden venir con esa combinación:
- Evidentemente tendremos menos resistencia para los entrenamientos, puesto que los pulmones no tendrán la misma capacidad para oxigenar.
- El tabaquismo puede hacer más difícil la misión de desarrollar nuestros músculos y propicia la pérdida de masa muscular.
- Como el cigarrillo aumenta la frecuencia cardíaca, el corazón tendrá que realizar trabajo extra durante las rutinas y es probable que a la larga tengamos serios problemas en ese órgano.
- Disminuye la capacidad en la sangre para transportar oxígeno, que es clave para hacer ejercicio.
- Está latente la posibilidad de que se endurezcan las arterias y haya dolencias cardiovasculares muy graves.
Por todo lo anterior, se recomienda abandonar el tabaquismo lo más pronto posible, de lo contrario sube la probabilidad de tener enfermedades a mediano o largo plazo.
DRM