Muchas personas lo toman a broma: "Iba a ser futbolista, pero me chingué la rodilla". Deportistas de todo los niveles han sufrido lesiones en esta parte del cuerpo, debido a que se trata de una de las articulaciones más grandes y de mayor uso en todo el cuerpo, por ello suele estar sujeta a mucho estrés. ¿Qué pasa si me truenan las rodillas? El sonido de chasquido en ocasiones también suele ir acompañado de dolor. Aquí te decimos cómo aliviar dolor y crujidos.
Aunque en ocasiones sólo se trata de un molesto ruido que nos alarma y estremece al cuerpo por el clic que generá, en ocasiones sólo se trata de algo menor que se puede atender con ejercicios, recomendaciones a tomar, entre otras medidas. Pero cuando además existe incomidad, dolor o cambio en la forma de caminar o correr a partir de este tipo de padecimiento, lo mejor será mantener la calma y visitar al médico. Aquí algunos pasos a seguir para evitar ambos casos.
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¿Qué pasa si me truenan las rodillas?
Cuando las rodillas crujen, truenan, crepitan o rechinan, suele haber una diferencia de presión en esta articulación, la cual libera gases que forman el líquido sinovial que sirve para lubricas esta zona y con ello evitar el desgaste del cartílago, esa parte blanca que recubre al hueso y hace que resbale al moverse.
Algunos especialistas aseguran que es normal con la edad, pues el desgaste con el paso del tiempo hace que se libere este líquido y en el proceso se produce ese ruido. Pero también aparece cuando se forza de más o se tiene un mal movimiento, lo que produce que las burbujas de gas truenen y produzcan el crujido.
Debemos preocuparnos si los crujidos son frecuentes y, sobre todo, si van acompañados de dolor, bloqueo y sensación de inestabilidad", asegura la doctora Mercè Torra, del Servicio de Rehabilitación del Hospital Universitario MútuaTerrassa de Barcelona, España. Por ello, cuando esto ocurre, puede tratarse de luxaciones, roturas de meniscos, desgaste articular, entre otros padecimientos que se detectarán si se acude al médico especialista, como un ortopedista o expecialista en medicina del deporte.
Sin embargo, hay algunos puntos que puedes tomar en cuenta para aminorar la molestia o la alarma al momento de que truenan las rodillas cuando se flexionan.
Perder peso
El sobre peso aumenta la presión en las articulaciones, por ello es posible que genere más desgaste. Por cada kilo que tenemos de más, esta articulación suele sufrir una presión similar a los 5 kilos en la rótula al correr o subir y bajar las escaleras. Es decir, si tenemos 5 kilos de más en nuestro cuerpo, las rodillas soportarán una presión similar a la de 25 kilos más.
Cuida la postura
Doblarlas de más, cruzarlas al estar sentados, apoyarse sobre ellas, flexionarlas excesivamente y durante mucho tiempo, son algunos de los malos movimientos que generan estrés en la articulación, con ello una desviación que puede generar desgaste y mala mecánica de ella.
Si ya se tienen este tipo de padecimientos, se recomienda no doblar más de 45 grados, es decir como si estuviéramos sentados, pero sin cruzarlas completamente o a la altura de los tobillos.
Aumentar musculatura
Los cuádriceps, gemelos, isquiotibiales y otros músculos son los que rodean a la articulación y, por ende, ayudan a soportar la mayor parte del peso y la tensión que sufren cada día. Por esa razón, si no tenemos músculos fuertes, es más fácil recargar la fuerza sobre la articulación que sobre los músculos.
Algunas formas de ayudar a crear musculatura es por medio de la bicicleta, hacer elíptica, natación, aquagym o caminar. Este tipo de movimientos evitan que haya un impacto en la articulación y al mismo tiempo ayudan a que pueda alinearse o lubricarse, además de fortaleces los músculos que ayudan a la rodilla.
Visita a tu médico
Si ya hay dolor con mayor razón debes ir al especialista, pues puede tratarse de algo grave que necesite incluso cirugía. Es importante no dejar de moverse mientras se espera a tener un diagnóstico, pues de lo contrario disminuirá la masa muscular y eso afectará a la articulación.
Por ello se recomienda hacer ejercicios isométricos, en los que se provoca una contracción sin cambiar la longitud del músculo. Además, otro factor que puede generar lesiones es el tipo de calzado, por lo que se deberá preguntar al médico el tipo de pisada que se tiene, el calzado que recomienda o hacer las pruebas pertinentes para no seguir con malos hábitos al vestir.