Todos conocemos algún entusiasta del running que corre siete kilómetros todos los días o a alguno al zumba que lleva tres años sin perderse una clase, aunque la clave para estar en forma no es hacer siempre el mismo ejercicio, sino variarlo pues si bien cualquier actividad física resulta beneficiosa, cambiarla con frecuencia ayuda al cuerpo a sacar el máximo partido.
Cambia totalmente tu rutina de ejercicio cada cuatro o seis semanas, teniendo en cuenta que hay que alternar las actividades para no realizar la misma dos días consecutivos; pasa también de la máquina de musculación a las pesas cuando estés haciendo entrenamiento de fuerza o de la bicicleta a la natación cuando hagas cardio para trabajar músculos distintos.
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Al cambiar de ejercicio, tu cuerpo trabaja más por mantener el ritmo, se esfuerza más por adaptarse ya sea mediante la creación de más células musculares, el fortalecimiento de las existentes o el reclutamiento de más unidades motoras musculares y el resultado final será un mejor rendimiento y un cuerpo sano y feliz.
Realizar el mismo ejercicio todos los días o ejercer demasiada presión sobre el cuerpo impedirá que éste se recupere de forma adecuada, por lo que lo mejor es alternar los días de running con yoga o natación, en vez de volver a salir a correr.
Si hago el mismo ejercicio todos los días, ¿qué pasa?
Si haces el mismo ejercicio todos los días aumenta las probabilidades de que te lesiones, pues utilizas los mismos músculos constantemente, provocando que un runner, por ejemplo, termine con dolor de cadera o tendones isquiotibiales después de correr seis días consecutivos.
Además, hacer el mismo ejercicio día tras día no solo hace que el cuerpo deje de experimentar mejoras, sino que también aburre y consigue que se quiten las ganas de ir al gimnasio, porque no representa ningún desafío nuevo.
Con el ejercicio se suelen quemar tanto carbohidratos como grasas, ya que el cuerpo utiliza ambos como combustibles, pero al cambiar la rutina de ejercicio que haces todos los días para centrarse más en uno de los dos, el cuerpo trabajará con más eficiencia.
Las actividades físicas cortas e intensas como pedalear a gran velocidad sirven para quemar carbohidratos, mientras que las actividades más prolongadas como correr a velocidad moderada sirven para quemar grasas. Alternar estos ejercicios es la clave para que el cuerpo se recupere adecuadamente y para aumentar su rendimiento.
EG