Sábado 14 de Septiembre 2024
ENTRENAMIENTO

¿Qué pasa si me baño con agua fría después de hacer ejercicio?

Aunque algunas personas prefieren el agua caliente para relajarse después del entrenamiento, algunos otros prefieren las virtudes que dan las bajas temperaturas

¿Bueno o malo?.Esto pasa con tu cuerpo ante el cambio de temperaturaCréditos: Especial
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Muchas personas consideran que el baño con agua caliente relaja y ayuda al cuerpo después del ejercicio y, aunque no es del todo falso, el agua fría también tiene varios beneficios para el cuerpo, aunque no descarta puntos a considerar para que se benéfico y no perjudicial. Aquí te decimos qué pasa si se toma un baño con agua fría después de hacer ejercicio.

 A muchos los activa, otros no la aguantan, pero es una realidad que incluso atribuyen al agua fría algunos beneficios como la concentración o la fuerza de voluntad, pues hay que ser un poco valientes para meterse bajo la regadera con el agua a baja temperatura. Aquí sus beneficios y puntos a considerar.

¿Bañarse con agua fría después del ejercicio es bueno o malo?

Muchas personas eligen el agua fría para ducharse tras una sesión de ejercicio porque tiene muchos beneficios por el organismo. De hecho, es la opción más utilizada por los deportistas profesionales. Entre sus ventajas están:

Ritmo cardíaco normal: ayuda a recuperar el ritmo cardíaco normal tras el ejercicio.

Menos agujetas: reduce las posibilidades de tener agujetas porque disminuye la rigidez con la que se asocian estas molestias.

Regenera la musculatura: en el caso de que se hayan producido roturas de fibras musculares por un ejercicio intenso.

Facilita la recuperación física más rápidamente. El frío, como puedes imaginar después de ver a LeBron James con bolsas de hielo en las rodillas, reduce la inflamación, el dolor muscular, mejora la circulación y te ayuda a prevenir la aparición de ácido láctico.

Tonifica el cuerpo: porque no contribuye a dilatar la musculatura y la piel como sucede con el agua caliente, que favorece la flacidez.

Contrae los vasos sanguíneos: lo que permite bajar las inflamaciones en músculos, tendones o articulaciones que pueden aparecer cuando el ejercicio que se ha realizado ha sido especialmente intenso.

Reduce la temperatura corporal: por la constricción de los vasos sanguíneos.

Sin embargo también hay puntos en contra. A pesar de los beneficios de ducharse con agua fría, hay que seguir una serie de consejos para que no se produzcan daños en el organismo y que realmente ese momento en la ducha sea beneficioso. El principal consejo es esperar a ducharse tras haber hecho ejercicio al menos 20 minutos.

El motivo de esta espera radica en que el cuerpo alcanza una temperatura corporal durante el ejercicio físico que puede superar los 39 ºC. De esta manera, al entrar en el agua fría, se puede producir una descompensación en el cuerpo. Esto tiene una serie de consecuencias negativas para el organismo y la salud:

Problemas en sistema circulatorio: así como cambios en la presión arterial por la reacción de los vasos sanguíneos como consecuencia del contraste de temperatura. Parálisis facial periférica: este es otro de los posibles riesgos que conlleva una ducha con agua fría si no se ha esperado tras el ejercicio. Se produce porque el nervio se dilata con el aumento de la temperatura corporal tras el ejercicio. El cambio de temperatura brusco le afectaría, quedando paralizado.