Hacer ejercicio de glúteos después de los 40 es clave para mantener la fuerza y estabilidad del cuerpo. Los glúteos son uno de los grupos musculares más grandes y potentes, y juegan un papel esencial en funciones cotidianas como caminar, subir escaleras o levantarse de una silla.
Además, unos glúteos fuertes protegen la espalda baja y las rodillas. Muchas personas mayores de 40 comienzan a experimentar dolores articulares o molestias posturales; ejercitar los glúteos mejora el alineamiento del cuerpo y reduce el riesgo de lesiones.
El ejercicio de glúteos tiene beneficios estéticos y metabólicos. Tonificar esta área mejora la apariencia física, lo que puede aumentar la autoestima y motivación. Además, al trabajar músculos grandes como los glúteos, se incrementa el gasto energético, lo que contribuye al control del peso y a una mejor salud cardiovascular y metabólica.
3 ejercicios de glúteos para hacer en casa
Un ejercicio efectivo y sencillo para los glúteos es la sentadilla. Puedes hacerla con tu propio peso corporal, manteniendo los pies al ancho de los hombros y bajando como si te sentaras en una silla. Es ideal para fortalecer glúteos, muslos y mejorar el equilibrio. Puedes aumentar la intensidad sosteniendo botellas de agua como pesas.
Otro gran ejercicio es el puente de glúteos. Acuéstate boca arriba con las rodillas flexionadas y los pies apoyados en el suelo. Eleva la cadera apretando los glúteos al subir y mantén la posición unos segundos antes de bajar. Este movimiento activa fuertemente los glúteos y también fortalece el core y la zona lumbar.
Por último, las patadas traseras o “donkey kicks” son excelentes. Colócate en posición de cuatro apoyos (manos y rodillas) y eleva una pierna hacia arriba y atrás manteniendo el talón firme, como si empujaras el techo. Repite con ambas piernas. Este ejercicio aísla el glúteo mayor y no requiere ningún equipo.
Te puede interesar: ¿Cuál es el ejercicio que quema más calorías, según un estudio?
Tips para hacer ejercicio después de los 40 años
Después de los 40 años, es fundamental calentar adecuadamente antes de hacer ejercicio para preparar las articulaciones y evitar lesiones. Inicia con movimientos suaves como caminar, estiramientos dinámicos o movilidad articular. Además, escucha a tu cuerpo: si sientes dolor (más allá de la molestia normal del esfuerzo), ajusta la intensidad o cambia de ejercicio.
También es importante combinar fuerza, cardio y flexibilidad en tu rutina. El entrenamiento de fuerza ayuda a conservar masa muscular y proteger huesos, mientras que el cardio mejora la salud cardiovascular. No olvides incluir estiramientos o yoga para mantener la movilidad y prevenir rigidez. Y sobre todo, sé constante: hacer ejercicio moderado varias veces por semana es más efectivo y seguro que forzar el cuerpo ocasionalmente.